Miles de personas protestan por la economía en Buenos Aires
Para ayudar a crear las condiciones necesarias para ampliar su red de seguridad social, Argentina aumentó la eficacia de sus programas de transferencia de ingresos para los desempleados y para las familias con hijos. El esfuerzo benefició a 78.500 trabajadores desempleados con derecho al Programa de Prestación y Formación para el Empleo, y más de 2,5 millones de hijos de trabajadores formales con ingresos inferiores a un umbral designado se beneficiaron como receptores de la Asignación Familiar pagada a través de la Agencia de Seguridad Social. Además, la Asignación Universal por Hijo benefició a 3,5 millones de hijos de trabajadores desempleados o no registrados con bajos ingresos. Las mujeres participaron activamente en estos programas, representando el 57,8% de todos los beneficiarios del Programa de Prestación y Formación para el Empleo en 2016 y el 97,3% de los beneficiarios de las transferencias de la Asignación Familiar y la Asignación Universal por Hijo en 2014.
A pesar de la recuperación de la nación tras la crisis económica de 2001-2002, el desarrollo de una red de seguridad fuerte e inclusiva en Argentina siguió siendo fundamental. La pobreza se mantuvo en torno al 20% y fue significativamente mayor en las regiones más pobres del país. Aunque la desigualdad de ingresos ha experimentado un descenso sostenido desde 2003, seguía siendo mayor que a principios de los años 90, con un coeficiente de Gini de 0,48-0,50 en 2008. Además, aunque el desempleo se redujo desde el máximo del 20 por ciento en 2002 hasta menos del 10 por ciento en 2008, se esperaba que aumentara en 2009 debido a la desaceleración económica mundial. Por lo tanto, el gobierno de Argentina decidió dar prioridad al fortalecimiento de las políticas de protección social del país y a la ampliación de la cobertura de sus programas sociales.
Miles de personas se manifiestan en Argentina contra el acuerdo con el FMI
ResumenEn 2001-2, Argentina experimentó una desgarradora crisis económica. El Plan Jefes, aplicado en mayo de 2002, fue la respuesta institucional de Argentina al aumento del desempleo y la pobreza provocados por la crisis. El programa proporcionó una red de seguridad y parece haber protegido a algunas familias contra la indigencia. A pesar de este éxito, la existencia continuada del programa, que proporciona prestaciones a los desempleados que cumplen los requisitos por una duración ilimitada, puede tener consecuencias poco atractivas. La dependencia del plan puede reducir el incentivo a la búsqueda de trabajo y, a largo plazo, puede perjudicar la empleabilidad individual y perpetuar la pobreza. Motivado por estas preocupaciones, este artículo examina el efecto de la participación en el Plan Jefes sobre la probabilidad de salir del desempleo. Independientemente del conjunto de datos, la especificación y el enfoque empírico, el artículo muestra que los inscritos en el Plan tienen al menos 14 puntos porcentuales menos de probabilidad de transitar hacia el empleo en comparación con los individuos que solicitaron pero no se adhirieron al Plan. El efecto del programa tiende a ser mayor en el caso de las mujeres y, con el tiempo, el programa se feminiza cada vez más. A primera vista, las estimaciones sugieren que los programas como el Plan Jefes deben reconsiderar el equilibrio entre la provisión de una red de seguridad y la disminución de los incentivos para la búsqueda de empleo.
Los más pobres de América Latina se ven afectados por las consecuencias económicas del COVID-19
La tasa de desempleo en Argentina cayó al 7 por ciento en el cuarto trimestre de 2021 desde el 8,2 por ciento del período anterior y muy por debajo de las expectativas del mercado del 8,5 por ciento. Fue la tasa de desocupación más baja desde el tercer trimestre de 2016, ya que el número de desocupados se redujo en 166 mil, hasta los 947 mil, mientras que el empleo aumentó en 240 mil 12.644 mil. Mientras tanto, la tasa de empleo aumentó al 43,6 por ciento desde el 42,9 por ciento en el tercer trimestre; y la tasa de participación de la fuerza laboral hasta el 46,9 por ciento desde el 46,7 por ciento. Hace un año, la tasa de paro era superior, del 11 por ciento. fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)
La Tasa de Desempleo en Argentina tuvo un promedio de 9,50 por ciento desde 2002 hasta 2021, alcanzando un máximo histórico de 20,80 por ciento en el cuarto trimestre de 2002 y un mínimo histórico de 5,90 por ciento en el tercer trimestre de 2015. Esta página proporciona – Tasa de Desempleo de Argentina – valores reales, datos históricos, previsión, gráfico, estadísticas, calendario económico y noticias. La tasa de desempleo de Argentina – datos, gráfico histórico, previsiones y calendario de publicaciones – fue actualizada por última vez en junio de 2022.
BUENOS AIRES: LA POBREZA VA EN AUMENTO
El nuevo coronavirus ha golpeado con fuerza a América Latina. En el ámbito de la salud, destacan dos indicadores: con sólo el 8,2 por ciento de la población mundial (640 millones de personas), en octubre de 2020 la región de América Latina y el Caribe tenía el 28 por ciento de todos los casos (9,3 millones) y el 34 por ciento de todas las muertes (341.000). En el plano económico, el FMI proyectó que las economías latinoamericanas se contraerían un 8,1 por ciento en 2020 en sus previsiones de octubre de 2020.
La pandemia, la respuesta de la población para evitar el contagio y las medidas diseñadas para contener la propagación del virus tuvieron un enorme impacto en el nivel de vida de la región. Los gobiernos se enfrentaron al reto de llegar a tres grupos de personas: los trabajadores del sector formal de la seguridad social (y sus dependientes), los beneficiarios de los programas de transferencias monetarias no contributivas existentes y sus dependientes y, por último, los hogares cuyos miembros dependían de los ingresos laborales del sector informal y no formaban parte de ningún sistema de protección social.
*México no contaba con un programa de subsidio salarial, pero concedió préstamos de 25.000 pesos (1.134 dólares) a un millón de personas con pequeñas y medianas empresas en el sector formal e informal a partir de abril.