Cómo lidiar con un niño rebelde
Tratar de averiguar cómo disciplinar a un niño que no escucha es un problema de crianza común. Puede parecer que cuanto más intentas que tu hijo te escuche, más terco se vuelve. El resultado suele ser un enfrentamiento. La mayor pérdida es la de una relación positiva y cariñosa. No tiene por qué ser así. Hay formas de disciplinar a un niño que no escucha; mejor aún, puedes guiarle para que escuche de buen grado la primera vez que necesites que haga algo.
La manera de conseguir que un niño escuche tiene menos que ver con conseguir que siga órdenes en este momento y más con construir el tipo de relación padre-hijo en la que los niños escuchan de buena gana. Por supuesto, hay que acabar con el comportamiento negativo. Para funcionar bien, los niños deben ser capaces de escuchar y cooperar con sus padres, profesores, entrenadores y otras personas. La clave está en tu enfoque.
Fomentar una relación positiva y cercana con tus hijos es la mejor manera de tratar un comportamiento negativo como el de no escuchar. Los niños necesitan afecto y tiempo positivo con sus padres. Dedicar un tiempo, aunque sea de 10 minutos, todos los días para prestar a tus hijos toda tu atención, jugar con ellos y escucharlos, hace que se sientan valorados, queridos y más dispuestos a escuchar.
Pista de crucigrama de niño revoltoso
Elige tus peleas. Si te enfrentas a tu hijo de 3 años por cada mal comportamiento, estarás en guerra todo el día. En su lugar, haz una lista de los principales comportamientos que realmente te molestan, porque son peligrosos, incívicos o molestos. Para los que consideres prohibidos -montar en triciclo en la calle o salir de casa sin un adulto, por ejemplo- establece reglas claras y específicas y consecuencias lógicas. Devolver los mordiscos, por ejemplo, no es una consecuencia lógica para un niño que muerde, porque simplemente enseña que la persona más grande puede morder. Un recordatorio de por qué no está bien morder y un breve tiempo fuera en un lugar aburrido tienen más sentido. Cumpla siempre con la disciplina que haya decidido. La falta de coherencia confunde a los niños y fomenta la rebeldía.
Para las faltas menos graves -mentir, no compartir, decir palabrotas- desarrolle una política general, pero trate cada caso según se presente. Cuando su hijo se sienta cansado, enfermo o hambriento, o se enfrente al estrés (por una mudanza o un divorcio, por ejemplo), debe ser flexible.
Practica la prevención. Utiliza tu conocimiento de tu hijo para evitar broncas innecesarias. Si le gusta limpiar los armarios de la cocina mientras preparas el desayuno todas las mañanas -y te vuelve loca- compra cerraduras para los armarios; si no puede mantener las manos alejadas del vídeo, ponlo lejos de su alcance. La protección de los niños hace maravillas para reducir las peleas familiares.
A quién puedo llamar cuando mi hijo está fuera de control
Este artículo fue escrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es una consejera profesional con licencia en Wisconsin especializada en adicciones y salud mental. Ella proporciona terapia a las personas que luchan con las adicciones, la salud mental, y el trauma en los entornos de salud de la comunidad y la práctica privada. Recibió su maestría en Consejería de Salud Mental Clínica de la Universidad de Marquette en 2011.
Cuando los niños son revoltosos puede ser estresante para sus padres y cuidadores – y una indicación de que el niño está molesto, temeroso o confundido. Manejar a un niño revoltoso requiere cierta habilidad y estrategia, pero se puede trabajar conjuntamente con el niño para que aprenda a autocontrolarse mejor y ambos puedan sentirse más tranquilos más a menudo. Recuerda que el problema es el comportamiento del niño, no el niño. Asegúrate de que los niños revoltosos sean conscientes de que les quieres y de que les ves con buenos ojos a pesar de su comportamiento perturbador. Nunca debes pegar o azotar a un niño, y nunca debes sacudir o golpear a un bebé de ninguna manera.
Significado de niño revoltoso
Los niños traen alegría a nuestros hogares y vidas, pero los mismos niños pueden traer estrés y ansiedad cuando son indisciplinados. A veces es difícil lidiar con esos niños y, por frustración, les echamos encima las olas de ira. Puede que ayude en ese momento concreto, pero seguro que no es una solución para acabar con la indisciplina creada por ellos todo el tiempo. Los padres deben actuar con prudencia – Gritar y castigar por cada rabieta no ayudará siempre.
Nosotros, como padres, tenemos que comportarnos primero y ponerles normas. Los padres son los ejemplos vivos para los niños – Ellos practican lo que les mostramos. A veces se convierten en mini versiones de nosotros. Así pues, empecemos con algunos consejos sencillos y eficaces que pueden ser útiles:
Establece una regla simple y una regla debe ser para todos, todos en la familia. Ya sean los modales en la mesa, saludar a todo el mundo, guardar la ropa en la lavandería o limpiar el desorden antes de dormir a quien lo haya creado (los niños siempre esparcen los juguetes y los colores todo el tiempo). Asegúrate de que lo cumplan siempre. Mantén límites para ciertas actividades como ver los dibujos animados y jugar al aire libre. Esto les ayudará a organizar sus rutinas a largo plazo.