Nuestra Señora de Fátima liturgia de las horas
Según el diccionario Webster, “Mediatrix” significa “una mujer que es mediadora”. En el Diccionario de María de la Catholic Book Publishing Company (J.B. Carol, editor), en la sección “Mediadora”, escrita por J.B. Carol, el teólogo mariano de renombre mundial, dice “Un ‘mediador’ es alguien que se interpone entre dos personas o grupos de personas para facilitar un intercambio de favores o, más a menudo, para reconciliar a las partes en conflicto. Aplicado a María, el título de “Mediadora” se remonta al siglo VI en Oriente y al siglo IX en Occidente. Desde el siglo XVII es ampliamente utilizado por los católicos de todo el mundo”.
EL SAGRADO ICONO MIRÁTIL® DE NUESTRA SEÑORA MEDIATRIZ DE TODAS LAS GRACIAS® NOS MUESTRA PERFECTAMENTE que Jesús escucha nuestras peticiones y súplicas y humildemente, con amor, da todas sus bendiciones directamente a Su y Nuestra amantísima Madre que conoce todas nuestras necesidades. Ella quiere ayudarnos a través de nuestras oraciones a ella. Como muestra este Sagrado Icono, nuestra queridísima y amadísima Madre mira en lo más profundo de nuestras almas y ve todas nuestras bondades y defectos, deseos y carencias, y emite todas las gracias según nuestras necesidades, y según nuestros méritos, y nuestros futuros méritos. Todas las gracias de Dios fluyen a través de Nuestra Señora Mediadora de Todas las Gracias®, las cuales derrama amorosa y abundantemente sobre nosotros en una gran “cascada de gracias, bendiciones y favores” que se derrama sobre nosotros desde su trono en el cielo.
Pequeño oficio de la Santísima Virgen María pdf
El beato Carlo Acutis, como experto catequista, buscó continuamente formas cada vez más novedosas de ayudar a los demás a reforzar su fe. Por eso nos legó en herencia sus Exposiciones, entre las que destaca la de los Milagros Eucarísticos. Fue precisamente en 2002, mientras visitaba las exposiciones del Encuentro de Rímini, cuando Carlo decidió organizar una exposición sobre los Milagros Eucarísticos reconocidos por la Iglesia. Un compromiso exigente en el que incluso los miembros de su familia se implicaron durante casi dos años y medio. Los efectos espirituales que estaba provocando esta Exposición eran imprevisibles en la víspera del proyecto. A día de hoy podemos afirmar que la Exposición ha sido acogida en los 5 continentes gracias a la generosa contribución de varias personas muy especiales, entre las que destacan los miembros de la Asociación de Educación Eucarística y Adoración de la Presencia Real que tanto ayudaron en esta empresa.
Por obra del Espíritu Santo, sin la intervención del hombre. “María fue invitada a concebir a aquel en quien habitaría “corporalmente” toda la “plenitud de la deidad” (Col 2,9) La respuesta divina a su pregunta: “¿Cómo puede ser esto, si no conozco al hombre?” (Lc 1,34), fue dada por el poder del Espíritu: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” (Lc 1,35). (…) El Espíritu Santo, “el Señor, el dador de la Vida”, es enviado para santificar el seno de la Virgen María y fecundarlo divinamente, haciendo que conciba al Hijo eterno del Padre en una humanidad extraída de la suya” (CIC, 484-485).
Ibreviary
La Santísima Virgen María, a veces abreviada como La Santísima Virgen, es un título tradicional utilizado específicamente por los católicos romanos, los anglo-católicos y otros para describir a María, la madre de Jesús. Conlleva una creencia no sólo en la virginidad de María, sino en su papel continuo dentro de la Iglesia y en la vida de los católicos ordinarios, por lo que el catolicismo romano, en la Constitución Dogmática de la Iglesia (21 de noviembre de 1964) aprobada durante el Concilio Vaticano II, le concedió el título de Abogada, Auxiliadora, Adjutora y Mediadora. Coloquialmente se le puede llamar La BVM.
La devoción mariana desempeña un papel fundamental en el ritual y la liturgia del catolicismo occidental y la ortodoxia oriental, a través de fiestas, oraciones especiales e himnos. Su centralidad ha sido destacada por papas y santos a lo largo de los siglos. Según San Bernardo de Claraval (1090-1153) “[María es llamada] la puerta del cielo, porque nadie puede entrar en ese reino bendito sin pasar por ella”, mientras que San Buenaventura (1221-1274) escribió: “Como la luna, que está entre el sol y la tierra, transmite a esta última lo que recibe de la primera, así María derrama sobre nosotros, que estamos en este mundo, las gracias celestiales que recibe del sol divino de la justicia”.
El pequeño oficio de la bendita virgen maría online
Era el lunes 27 de noviembre de 1989 cuando, en una reunión de oración en la Cruz Azul, precisamente a las 10 de la noche, Nuestra Madre Celestial María se acercó y le habló a Marija con estas palabras “En estos días, quiero que reces de manera especial por la salvación de las almas. Hoy es la fiesta de la medalla milagrosa, y quiero que reces, de manera especial, por la salvación de las personas que llevan esta medalla milagrosa. Quiero que difundáis la devoción y la portación de esta medalla, para que se salven más almas, y que recéis de manera especial.”
En este hermoso mensaje, Nuestra Madre María une la medalla milagrosa con la salvación de las almas. De hecho, los que llevan esta medalla deben ser apoyados por la oración para seguir llevándola y servir de estímulo para que otros hagan lo mismo. Además, la Virgen, como icono vivo de la evangelización, animó maternalmente a Marija a difundir la devoción y el porte de la Medalla Milagrosa.
La historia de la medalla milagrosa se remonta mucho más allá del mensaje dado en 1989 en Medjugojre. De hecho, fue el 27 de noviembre de 1830, una época de grandes dificultades para la fe en Dios y la pertenencia a la Iglesia. En aquellos años insoportables y agonizantes, la Virgen se apareció a Santa Catalina Labouré. Le habló de los males del mundo que iban a empeorar en los próximos años. La Virgen mostró una imagen que representaba su Inmaculada Concepción. Luego le dijo a Sor Catalina que hiciera una medalla similar a la que le había mostrado. Esta medalla debía llevarse como medio de protección contra las asechanzas del demonio. La propia Sor Catalina describió lo que vio: