Salmos para invocar a los ángeles
Los ángeles de la guarda son guías espirituales que pueden ayudarte a navegar por tus aventuras aquí en la Tierra. Piensa en ellos como entrenadores divinos de la vida: Una vez que empieces a conocer a tus ángeles de la guarda, te resultará mucho más fácil sentir su presencia y reconocer cuando te envían una guía. Y la mejor manera de conocer a tus ángeles de la guarda es simplemente interactuando con ellos. Aquí tienes cuatro consejos para empezar:
Ve a una habitación tranquila y cierra la puerta para bloquear la energía de otras personas. Siéntate tranquilo, cierra los ojos, calma tu mente y pregunta a tu ser superior el nombre de uno de tus ángeles de la guarda. Si no aparece ningún nombre, puede ser que tus ángeles de la guarda te estén invitando a nombrarlos tú mismo. Escoge nombres que te hagan sentir apreciado y protegido cada vez que pienses en ellos. Sabrás que has dado con uno bueno si al pensarlo o pronunciarlo en voz alta te hace sentir cálido y tranquilo, te da escalofríos o te hace sonreír.Anota los nombres de tus ángeles de la guarda y llámalos por su nombre cuando les pidas consuelo o guía. Utilizar los nombres de nuestros ángeles de la guarda debería ayudarnos a estar más conectados con ellos y hacer que nos parezcan más reales.
Los ángeles que nos ayudan
Las religiones abrahámicas suelen describir a los ángeles como intermediarios celestiales benévolos entre Dios (o el Cielo) y la humanidad[1][2] Otras funciones son las de protectores y guías de los humanos, y servidores de Dios[3] Las religiones abrahámicas describen jerarquías angélicas, que varían según la religión y la secta. Algunos ángeles tienen nombres específicos (como Gabriel o Miguel) o títulos (como serafín o arcángel). Los expulsados del Cielo se llaman ángeles caídos, distintos de la hueste celestial.
La palabra ángel llega al inglés moderno desde el inglés antiguo engel (con g dura) y el francés antiguo angele.[7] Ambas derivan del latín tardío angelus, que a su vez fue tomado del griego tardío ἄγγελος angelos (literalmente “mensajero”). [La forma más antigua de la palabra es la micénica a-ke-ro, atestiguada en la escritura silábica lineal B.[9] Según el lingüista holandés R. S. P. Beekes, ángelos puede ser “un préstamo oriental, como ἄγγαρος (ángaros, ‘mensajero persa’)”[10].
En el zoroastrismo existen diferentes figuras parecidas a los ángeles. Por ejemplo, cada persona tiene un ángel de la guarda, llamado Fravashi. Estos ángeles son protectores de los seres humanos y otras criaturas, y también manifiestan la energía de Dios. Los Amesha Spentas han sido considerados a menudo como ángeles, aunque no hay ninguna referencia directa a que transmitan mensajes,[12] sino que son más bien emanaciones de Ahura Mazda (“Señor Sabio”, Dios); al principio aparecieron de forma abstracta y después se personalizaron, asociados a diversos aspectos de la creación[13].
Los ángeles nos rodean todo el tiempo
Dios bendijo al mundo con sus ángeles para que pudieran ayudar a cada uno de sus hijos. Los ángeles están activamente involucrados en las vidas del pueblo de Dios, y Él les dio funciones específicas para ayudar en los momentos de necesidad de las personas. Esto se puede ver muchas veces en la biblia, como el Salmo 34:7 que dice “El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen y los libra” y de nuevo en Hebreos 1:14, “¿No son todos los ángeles espíritus ministradores enviados para servir a los que heredarán la salvación?”
Incluso es posible que ya hayas conocido a un ángel en tu vida sin darte cuenta. Los ángeles están muy presentes hoy en día, y son más activos de lo que muchas personas suponen. El propósito de los ángeles es estar al servicio de Dios siendo sus mensajeros. El Señor nos amó tanto que envió a sus ángeles para que nos guiaran.
Los ángeles pueden ayudarte a lograr una amplia gama de objetivos. No importa lo pequeño que sea el problema o lo insignificante que te parezca, tus ángeles no juzgarán tu petición de ayuda. Puedes llamar a tus ángeles para que te ayuden con casi cualquier cosa, y nunca tienes que sentirte culpable por utilizar sus servicios.
Cómo identificar a un ángel de Dios
El libro de Hebreos proporciona los descriptores clave de los ángeles: “¿No son todos espíritus ministradores enviados a servir en favor de los que han de heredar la salvación?” (Heb. 1:14). De este texto aprendemos que los ángeles son espíritus, son servidores y tienen una misión. Agustín (354-430 d.C.) lo resume muy bien: “Ángel” es el nombre de su oficio, no de su naturaleza. Si buscas el nombre de su naturaleza, es ‘espíritu’; si buscas el nombre de su oficio, es ‘ángel’: por lo que son, ‘espíritu’, por lo que hacen, ‘ángel'”1. Para Agustín los ángeles son servidores y mensajeros. Ese es su oficio.
Dionisio el Areopagita (c. 500 d.C.) pensaba lo mismo. Desarrolló una elaborada jerarquía de ángeles que ha influido en la angelología católica y ortodoxa. Agrupó a los ángeles en tres grupos de tres. El orden más alto es el más cercano a Dios, el más bajo es el más cercano a la humanidad. En este esquema, los serafines son los más altos del coro del cielo, cuya función es adorar al Dios trino. Los ángeles son los más bajos de los seres celestiales porque llevan el mensaje divino a nosotros, las criaturas terrestres. El problema con el esquema de Dionisio es que está a la deriva de las Escrituras. Sabemos que hay ángeles y arcángeles. Miguel, por ejemplo, es un arcángel y líder del ejército angélico (Judas 9 y Apocalipsis 12:7). Pero más allá de eso es una especulación.