Si hablar amablemente a las plantas significa
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Si habla amablemente a las plantas cite al autor
El concepto de hablar a las plantas para ayudarlas a crecer puede tener su origen en un experimento que hizo famoso Masaru Emoto, autor, investigador y practicante de medicina alternativa japonés. En sus experimentos, Emoto y sus colegas descubrieron que el agua expuesta a pensamientos y palabras positivas formaba cristales de hielo estéticamente hermosos cuando se congelaba. Por el contrario, el agua expuesta a pensamientos y palabras negativas (así como a la contaminación) formaba cristales de hielo “feos” al congelarse.
Aunque los experimentos de Emoto han tenido su parte de crítica -incluyendo la preocupación sobre si los experimentos se controlaron adecuadamente para reducir el riesgo de sesgo y otros tipos de confusión- las implicaciones potenciales de sus hallazgos son significativas. Sólo hay que recordar que el cuerpo humano está formado por un 60% de agua para darse cuenta del impacto que pueden tener nuestros pensamientos, creencias y palabras en nuestra salud.
Por ejemplo, un estudio de 2004 publicado en Colloids and Surfaces B: Biointerfaces descubrió que un sonido de unos 1,4 kHz puede estimular la producción de la hormona de crecimiento endógena en las células de las plantas de crisantemo. Esto puede desencadenar la germinación de las semillas y un mejor crecimiento de la planta en general. Como referencia, 1,4 kHz está dentro del rango normal de la voz humana.
Si hablar con amabilidad a las plantas las ayuda a crecer, imagina lo que puede significar hablar con amabilidad a los humanos
No estoy en el negocio de decirle a nadie lo que tiene que hacer, esa no es mi misión aquí, así que haré esto más como un desafío. Nos desafío a todos a ser amables. Nos desafío a que si no tenemos nada bueno que decir, mantengamos la boca cerrada. Empecemos a animarnos unos a otros en lugar de criticar cada pequeño detalle de los demás. Algo en lo que otra persona cree no la convierte en un paria. Le convierte en un individuo. Yo, de verdad, creo que hay mucha gente buena por ahí, y tal y como va la sociedad puede ser que tenga miedo de ser positivo porque se mira de la misma manera que se mira estar loco. Se considera que tiene un motivo, o que es un complot para hacer algo rápido. Ya no hay nada que parezca genuino porque la mayoría de nosotros asumimos que sólo estamos siendo utilizados para el beneficio personal de alguien, y tan pronto como consigan lo que necesitan, simplemente pasarán a su siguiente víctima. El agua del mundo ha sido envenenada, y debemos levantarnos, despertar y empezar a ser mejores, o las cosas pueden volverse invivibles. Algunos días ya lo parece.
Experimento de hablar con amabilidad a las plantas
No cabe duda de que muchas personas han tenido conversaciones con sus plantas de interior, ¡incluso yo! Tal vez haya una buena razón para ello, un hombre en Inglaterra cultivó un tomate con un peso récord mundial de cuatro libras y media. Afirmó que le puso un par de auriculares para que pudiera escuchar música relajante mientras crecía.
Uno de los experimentos científicos más populares es si las plantas reaccionan o no a la música y, en caso afirmativo, cómo. Aunque no se ha demostrado de forma concluyente, hay razones para creer que la vibración de la música puede afectar al crecimiento de las plantas. La idea surgió por primera vez en los años 70, cuando Dorothy Retallack publicó su libro “El sonido de la música y las plantas”. Retallack realizó muchos experimentos sobre las plantas y la música. El principal hallazgo fue que el tipo de sonido utilizado puede afectar a las plantas de forma positiva o negativa.
Utilizando tres laboratorios distintos que contenían las mismas especies de plantas, comenzó su experimento emitiendo diferentes tipos de música a cada planta. Registró el crecimiento diario de cada planta. Las plantas del laboratorio en el que se emitía música diariamente durante tres horas al día crecieron el doble y se volvieron el doble de sanas que las que estaban en un entorno controlado. En cambio, las plantas del otro laboratorio en el que se ponía música durante ocho horas diarias murieron a las dos semanas de comenzar el experimento.