65 promesas sobrenaturales de dios para su hijo
Una de las verdades fundamentales de la Restauración es que Dios vive y mora en sus cielos, que es un hombre exaltado con “un cuerpo de carne y huesos “1 y que es ayer, hoy y siempre el mismo Dios inmutable2 , fuente de toda virtud y verdad.
Adán y Eva fueron los primeros de sus hijos mortales en esta tierra. De su advenimiento, Él dijo: “Y yo, Dios, creé al hombre a mi imagen y semejanza, a imagen de mi Unigénito lo creé; varón y hembra los creé “3.
Esta verdad eleva a la familia humana. El hombre y la mujer son creaciones maravillosas dotadas de atributos divinos. En el momento de la Creación, Dios puso en Adán y Eva la capacidad excelsa de engendrar hijos a su semejanza. Todos somos, por tanto, a su imagen y semejanza.
Sin embargo, nos enfrentamos a graves fragilidades y peligros mortales. La enfermedad, el envejecimiento y la muerte son ineludibles. Las dificultades y los dolores de cabeza forman parte del camino de la vida. Las disposiciones personales, los apetitos y las pasiones claman por gratificación.
Por todas estas razones y más, necesitamos la ayuda del Padre Celestial. Una fuente importante de esta ayuda viene a través del servicio del hombre a su prójimo.4 El mandamiento es “amar a tu prójimo como a ti mismo”.5 Debido a que todos somos hermanos y hermanas, todos somos “prójimos”, aunque separados a veces por la distancia, la cultura, la religión o la raza. El profeta José dijo: “Un hombre lleno del amor de Dios no se contenta con bendecir sólo a su familia, sino que recorre el mundo entero, deseoso de bendecir a toda la raza humana”.6 El Señor da el ejemplo, “porque él hace lo que es bueno entre los hijos de los hombres; … y no niega a ninguno de los que vienen a él, negros y blancos, esclavos y libres, hombres y mujeres; y se acuerda de los paganos; y todos son iguales para Dios”.7
Dios ama a los niños
¿Qué hace falta para iniciar una relación con Dios? ¿Es necesario dedicarse a obras religiosas desinteresadas? ¿Debes convertirte en una mejor persona para que Dios te acepte? Aprenda cómo puede conocer a Dios personalmente.
El Dios que creó el universo, el ser más poderoso de la historia, te ama personalmente. Intenta comprenderlo. Él te ama, no sólo a la gente en general, sino a ti como persona. Se preocupa por tu vida y quiere formar parte de ella.
El amor de Dios es incondicional e infinito, mucho, mucho más allá de lo que son capaces incluso las mejores personas. Dios ordena a los que le siguen que se amen unos a otros. Entre los creyentes sinceros cuyos corazones Dios ha cambiado, se puede ver una imagen imperfecta de su amor.
El amor es paciente y amable. El amor no es celoso, ni jactancioso, ni orgulloso, ni grosero. No exige su propio camino. No es irritable, y no guarda un registro de los agravios. No se alegra de la injusticia, sino que se regocija cuando gana la verdad. El amor nunca se da por vencido, nunca pierde la fe, siempre tiene esperanza y aguanta todas las circunstancias. (1 Corintios 13:4-7)
Dios bendiga al niño que tiene su propio versículo bíblico
He aquí que los hijos son una herencia del Señor, el fruto del vientre una recompensa. Como flechas en la mano del guerrero son los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena su carcaj con ellos. No será avergonzado cuando hable con sus enemigos en la puerta.
Y estas palabras que hoy te ordeno estarán en tu corazón. Las enseñarás con diligencia a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, estuve enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán diciendo: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te acogimos, o desnudo y te vestimos? ¿Y cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?’ …
Y le traían niños para que los tocara, y los discípulos los reprendían. Pero Jesús, al verlo, se indignó y les dijo: “Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el Reino de Dios. En verdad os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Y, tomándolos en brazos, los bendijo, imponiéndoles las manos.
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Desde el Antiguo Testamento, vemos lo esencial que es para Dios el cuidado de los niños que han quedado huérfanos, y desde el establecimiento de su Iglesia en el Nuevo Testamento, esa prioridad sigue siendo evidente. Para su estudio personal, su tiempo de devoción familiar o su pequeño grupo, a continuación se esbozan referencias específicas a lo que la Biblia dice sobre los huérfanos y cómo Dios nos enseña a cuidarlos.
Dios es el Padre amoroso de todos los niños que han quedado huérfanos. El Salmo 68:5 nos dice: “Padre de los huérfanos y protector de las viudas es Dios en su santa morada”. Su objetivo es mostrar a los huérfanos misericordia, cuidado y protección, y porque estos niños que esperan son esenciales para él, deberían serlo para nosotros como su Iglesia.
La justicia es una parte fundamental del carácter de Dios, como se nos muestra en la Biblia. Que un solo niño no conozca el amor de una familia es una gran injusticia, y hay millones de niños que viven en esta realidad.
Dios promete protección y ayuda para los que no pueden protegerse a sí mismos, y redime la injusticia mediante su amor indefectible. También nos pide que hagamos algo al respecto. Dios invita a todos a desempeñar su papel para trabajar por la justicia.