Problemas psicológicos de los cuidadores
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Únete a nosotros mientras investigamos perspectivas y herramientas para traducir y transformar la culpa y el resentimiento de los cuidadores. Más allá de los esfuerzos superficiales de autocuidado, identificaremos las necesidades subyacentes e imaginaremos estrategias para satisfacer esas necesidades más profundamente, de modo que tengamos las reservas personales para cuidar a los demás.
Cuidar de uno mismo es una de las cosas más importantes -y una de las más olvidadas- que se pueden hacer como cuidador. Cuando se atienden sus necesidades, la persona a la que cuida también se beneficia. Independientemente de la edad, el sexo, la raza y el origen étnico, los cuidadores señalan que tienen problemas para atender su propia salud y bienestar al mismo tiempo que gestionan las responsabilidades de los cuidados. Dado que los cuidadores experimentan distintos niveles de estrés y agotamiento, el autocuidado es fundamental para crear un equilibrio en la vida diaria y en el camino de la prestación de cuidados.
Asesoramiento para cuidadores cerca de mí
A continuación, aligere su carga subcontratando lo que pueda. Hay una serie de servicios disponibles para las personas con discapacidades y enfermedades, como el reparto de comidas, el transporte y las guarderías para adultos. Aprovecha lo que hay en tu zona; muchos de estos servicios son gratuitos o de bajo coste. Si puede permitírselo, considere la posibilidad de contratar a alguien para que limpie o haga otras tareas por usted. Todo lo que pueda hacer para reducir el desgaste físico y emocional de sus hombros ayudará a su bienestar general.
Si todavía trabaja, hable con su empleador. Muchos empleados son reacios a hablar de cómo sus funciones de cuidador pueden afectar a su trabajo. Sin embargo, es posible que su empresa ofrezca una serie de programas, como permisos (que su empleador puede estar obligado a ofrecer en virtud de la Ley de Permisos Familiares y Médicos), tiempo flexible y otras oportunidades.
A continuación, concéntrese en cuidar de sí mismo. Programe citas con sus propios profesionales médicos. Esto puede incluir la visita a su médico de cabecera, a especialistas, a un terapeuta o consejero, o a profesionales de la medicina alternativa. Si usted no está sano, no podrá cuidar de su ser querido. Asegúrese de comer bien, dormir mucho y beber mucha agua. Dedique tiempo a hacer ejercicio todos los días, aunque sólo sea salir 15 minutos a dar un paseo rápido por el barrio.
Salud mental de los cuidadores
Los cuidadores (también denominados cuidadores familiares o apoyo natural) son aquellos que forman parte del círculo de cuidados, incluidos los familiares y otras personas significativas que prestan apoyo no remunerado a una persona necesitada. Se calcula que 8,1 millones de canadienses (1 de cada 4) proporcionan algún nivel de cuidados a un familiar o amigo con una enfermedad o discapacidad mental o física crónica (Statistic Canada, 2013). Los cuidadores aportan 25.000 millones de dólares en trabajo no remunerado a nuestro sistema sanitario (Hollander et al, 2009).
El grado de implicación del cuidador no remunerado puede variar con el tiempo y depende de la disponibilidad de recursos externos, de las necesidades del receptor de los cuidados y del propio cuidador (sus necesidades y su propia capacidad de ayuda). Algunos receptores de cuidados pueden necesitar ayuda sólo para unas pocas tareas, mientras que otros con deficiencias más pronunciadas pueden requerir cuidados continuos y supervisión para la mayoría o todas las actividades de la vida diaria. Por ejemplo, la intensidad del cuidado de los padres ancianos suele ser menor que la del cuidado de un hijo o cónyuge enfermo (Statistics Canada, 2012). Las necesidades de cuidados también pueden fluctuar con el tiempo. Algunas afecciones son limitadas en el tiempo y se producen más tarde en la vida (por ejemplo, el Alzheimer), mientras que otras pueden ser de por vida (por ejemplo, las enfermedades mentales, los niños con problemas de desarrollo).
Problemas de los cuidadores
Los cuidadores son un importante problema de salud pública que afecta a la calidad de vida de millones de personas. Los cuidadores prestan asistencia a las necesidades sociales o sanitarias de otra persona. El cuidado puede incluir la ayuda en una o más actividades importantes para la vida diaria, como bañarse y vestirse, pagar las facturas, hacer la compra y facilitar el transporte. También puede implicar apoyo emocional y ayuda para controlar una enfermedad crónica o una discapacidad. Las responsabilidades de los cuidadores pueden aumentar y cambiar a medida que aumentan las necesidades del beneficiario, lo que puede suponer una carga adicional para el cuidador.1,2,3
Los cuidadores pueden ser familiares o amigos no remunerados o cuidadores remunerados.1,2 Los cuidadores informales o no remunerados son la columna vertebral de los cuidados de larga duración que se prestan en los hogares. En particular, los adultos de mediana edad y de edad avanzada proporcionan una parte sustancial de estos cuidados en los Estados Unidos, ya que cuidan de los hijos, los padres o los cónyuges.2,3 Estos cuidadores informales son el objetivo de este informe.2,3
Los cuidados pueden afectar a la vida del cuidador de muchas maneras, incluyendo su capacidad para trabajar, participar en interacciones y relaciones sociales, y mantener una buena salud física y mental.1 Los cuidados también pueden aportar una gran satisfacción y fortalecer las relaciones, mejorando así la calidad de vida de los cuidadores. A medida que la población envejece y la discapacidad se agrava, es fundamental comprender la carga de salud física y mental que soportan los cuidadores, la variedad de tareas que éstos pueden realizar y las repercusiones sociales y económicas de las enfermedades crónicas de larga duración o de la discapacidad.2 La recopilación de información sobre estos temas nos permite planificar enfoques de salud pública para ayudar a las personas, así como a sus comunidades, y mantener la salud de los cuidadores y de los receptores de los cuidados.1