Inmigrantes pakistaníes contra los neonazis de Grecia | This is Europe
ResumenEste artículo es un estudio de caso sobre la iniciativa política de Barcelona para innovar en la acogida de refugiados. En un contexto de un sistema español de acogida de refugiados muy centralizado y cada vez más disfuncional, se analiza cómo Barcelona, tras declararse ciudad refugio, se propuso cambiar la acogida de refugiados para convertirla en un sistema más descentralizado y ascendente con un papel importante de las ciudades. Siguiendo a Minstrom y Norman, el artículo reconstruye la iniciativa política de la ciudad y muestra cómo ésta 1) dio ejemplo desarrollando políticas locales innovadoras; 2) desarrolló argumentos políticos para el cambio desde una postura municipalista en coalición con otras ciudades a nivel nacional y de la UE; y 3) trabajó sus argumentos en debates más técnicos sobre el futuro de la financiación de la integración en la UE. A partir de esta evolución, el artículo llega a dos conclusiones principales. En primer lugar, aunque los diferentes registros de la iniciativa política no pueden relacionarse directamente con ningún cambio concreto de la configuración multinivel de la acogida de refugiados, sí representan un importante paso adelante en la autoorganización de las ciudades más allá de las líneas ideológicas y un factor que contribuye a un mayor reconocimiento de las ciudades en la acogida de refugiados en Europa. En segundo lugar, mientras que la literatura sobre la gobernanza multinivel tiene un sesgo inherente hacia las relaciones más coordinadas y armoniosas entre los distintos niveles, el caso de Barcelona muestra que debe prestarse más atención al conflicto y al cambio.
Plenario de apertura de Fearless Cities, En Comú Barcelona
Unas 7.744 personas llegaron a España durante ese tiempo, frente a las 11.316 de 2019. Los traficantes cambiaron las rutas del Mediterráneo para trasladar a las personas desde Mauritania, en África Occidental, hasta las Islas Canarias, un viaje precario de 100 kilómetros.
Los migrantes de África y otras partes del mundo han asegurado que están en desventaja respecto a los que llegan desde Sudamérica o Centroamérica. La realidad, al parecer, es más complicada.
“Lo práctico es que con la política de la Unión Europea de intentar prohibir la migración ahora mismo por el coronavirus, es muy difícil que estos migrantes lleguen por el Mediterráneo. En comparación, los latinoamericanos pueden llegar a España por vía aérea, pero siguen encontrando barreras por el virus”, dijo en una entrevista con la VOA.
Díaz añadió: “Sin embargo, una vez que están aquí, la ley es igual para todos. Sólo el 5% de los que solicitan asilo lo consiguen. El año pasado había una lista de espera de 120.000 y normalmente se tarda hasta 18 meses en estudiar su caso”.
Me puede ayudar quien es el mejor
La inmigración en España aumentó considerablemente a principios del siglo XXI. En 1998, los inmigrantes representaban el 1,6% de la población, y en 2009, esa cifra se disparó por encima del 12%, una de las más altas de Europa en ese momento[cita requerida] Hasta 2014, las cifras fueron disminuyendo debido a la crisis económica, pero desde entonces, la inmigración a España ha vuelto a aumentar desde 2015.
En 2020, había 7.231.195 personas nacidas en el extranjero en España, lo que suponía el 15,23% de la población española, incluyendo 5.015.263 (10,57%) nacidos en un país no europeo[3] De ellos, 5.434.153 (11,45%) no tenían la nacionalidad española[4][5] Esto convierte a España en uno de los destinos preferidos del mundo para inmigrar, siendo el cuarto país de Europa por número de inmigrantes y el décimo a nivel mundial. España atrae una importante inmigración procedente de América Latina y Europa del Este. Los grupos de inmigrantes que más crecieron en 2017 fueron los venezolanos, colombianos, italianos, ucranianos y argentinos[6].
La población de España se duplicó durante el siglo XX debido al espectacular boom demográfico de los años 60 y principios de los 70. Posteriormente, la tasa de natalidad se desplomó en la década de 1980 y la población española se estancó, mostrando su demografía una de las tasas de fecundidad por debajo del reemplazo más bajas del mundo[cita requerida].
Vacunación gratuita de Covid-19 para los inmigrantes indocumentados en la RAI
Las acciones de Barcelona en materia de inmigración en medio de la pandemia son producto de una larga historia que ha buscado abrir espacios para que la ciudad tenga voz en la protección de los inmigrantes.
En medio de esta crisis, Barcelona se ha convertido en una cara visible al pedir a su gobierno nacional y a la Unión Europea que actúen para que los inmigrantes y refugiados no se queden atrás durante la pandemia. Ejemplos de estas acciones son la decisión de firmar, junto con otras nueve ciudades pertenecientes a la iniciativa Ciudades Solidarias, una carta en la que se expresa a las instituciones de la Unión Europea su voluntad de acoger a los menores refugiados no acompañados que viven en campamentos en las islas griegas.
Una posible respuesta se refiere al creciente papel de las ciudades en la gestión de la migración como fenómeno político. En un contexto en el que la gestión de la inmigración ha sido tradicionalmente del dominio de la soberanía estatal, las ciudades han sido pioneras en discursos y prácticas que buscan complementar, oponerse o reaccionar a los gobiernos nacionales. En el caso de Barcelona, la ciudad ha reclamado mayores competencias en materias reservadas al ámbito nacional, como la acogida de solicitantes de asilo o la asistencia a personas en situación irregular.