Reflexión sobre la ayuda a los demás de forma cerebral
La disminución de los encuentros físicos debido a la mayor flexibilidad del lugar de trabajo y al trabajo desde casa significa que los empresarios deben aprender a apoyar a los empleados que trabajan a distancia de forma diferente a como lo hacían antes. A medida que persisten los cierres en todo el mundo, las personas necesitan más apoyo que nunca para sentirse conectadas y formar parte de un equipo, estar comprometidas en el trabajo y alcanzar los objetivos personales y de la empresa.
La colaboración y el espíritu de equipo crean un ambiente más feliz y productivo en el trabajo, y también fuera de él. Trabajar juntos para conseguir objetivos comunes, garantizar que cada uno trabaje con sus puntos fuertes y ayudar a los que necesitan apoyo maximiza el bienestar, la productividad y la consecución de objetivos.
Muestre un interés genuino por los demás, ya sea en persona o en una videollamada. Haz preguntas para estar seguro de que entiendes el punto de vista de la otra persona. Te verán como alguien amable y accesible, lo que se traduce en un mayor compromiso del equipo y menos estrés para todos.
Escribe en tu diario o cuaderno una lista de personas en tu vida que crees que se beneficiarían de tu apoyo. Tómate un tiempo para reflexionar sobre la bondad y el apoyo a los demás. Tu lista puede incluir a familiares, amigos, vecinos y colegas. ¿Qué apoyo puedes prestar? ¿Hay alguna pequeña gentileza que puedas hacer para mejorar su día? Escríbelo y actúa hoy mismo.
La importancia de ayudar a los demás ensayo
Ayudar a los demás y ser amable no sólo contribuye a la felicidad de los demás, sino que también puede ayudarnos a sentirnos más felices a nosotros mismos. Los estudios han demostrado que cuando hacemos cosas amables, nuestro cerebro recibe un estímulo, activando su “centro de recompensa”, lo que nos hace sentir bien. También puede hacer que dejemos de pensar en nuestras propias preocupaciones.
Desde pequeños actos como una sonrisa amistosa, unas pocas palabras amables, ayudar con las bolsas, ofrecer nuestro asiento, hasta el voluntariado regular – hay muchas maneras diferentes en que podemos ser amables. No todo es dinero: podemos dar nuestra atención, tiempo, conocimientos, ideas, energía o apoyo. También podemos dar el beneficio de la duda.
Nuestros actos de bondad pueden ser para extraños, familiares, amigos, colegas o vecinos. Pueden ser mayores o jóvenes, estar cerca o lejos. Puede ser un gesto espontáneo o algo que hacemos regularmente. Puede ser una respuesta compasiva en un momento de crisis o necesidad o simplemente porque es algo agradable. Siempre hay formas de ser amable.
Los estudios científicos demuestran que ayudar a los demás puede contribuir a nuestra felicidad de diferentes maneras. Por ejemplo, aumenta nuestra sensación de sentido y satisfacción con la vida y aumenta la confianza en nosotros mismos. También puede reducir el estrés y ayudarnos a sentirnos más tranquilos. Se ha comprobado que las personas que hacen voluntariado con regularidad tienen más esperanza y experimentan menos síntomas de depresión y ansiedad, e incluso pueden vivir más tiempo.
Reflexión sobre la ayuda a los pobres
Cada día hay cosas amables que puedo hacer por la gente. Veo el valor que tienen los demás en mi vida y me propongo determinar cómo puedo ayudarlos. Cuando la gente tiene dificultades, quiero hacer algo para mejorar su vida. Me alegro cuando puedo ayudar a los demás a tener una vida mejor.
Para mí, ayudar a los demás es una prioridad absoluta. Ser capaz de proporcionar a otros un camino hacia el éxito me hace sentir valiosa. Ayudar a los demás es una de mis mayores alegrías. Cuando ayudo a los demás, también me ayudo a mí mismo a ver la alegría y la belleza que hay en la vida.
Los demás pueden tener éxito de todas las maneras posibles. Busco formas de ayudar a los demás a realizar sus objetivos y sueños. Estos pueden ser pequeños o grandes, pero todos son importantes. Todo el mundo tiene sueños y objetivos que quiere ver cumplidos, así que les ayudo cuando puedo.
Como doy a los demás, ellos me devuelven a mí. Recibo mucha alegría, paz y amor de otras personas. Ven lo mucho que hago por los demás y me aprecian. Cuando todos trabajamos juntos, podemos hacer cosas increíbles e importantes.
Experiencia personal en la ayuda a los demás
“Los que somos fuertes y capaces en la fe tenemos que intervenir y echar una mano a los que flaquean, y no limitarnos a hacer lo que más nos conviene. La fuerza es para el servicio, no para el estatus. Cada uno de nosotros debe velar por el bien de las personas que nos rodean, preguntándonos: “¿Cómo puedo ayudar?” Romanos 15:1-2 (The Message)
Ayer me encontré con este versículo en mis devociones. En la Nueva Versión del Rey James el versículo decía: “Nosotros, pues, que somos fuertes, debemos soportar los escrúpulos de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Que cada uno complazca a su prójimo para su bien, conduciendo a la edificación”.
Por supuesto, he leído este versículo muchas veces antes mientras estudiaba el libro de Romanos, pero ayer realmente me llamó la atención. Creo que fue “escrúpulos” lo que me llamó la atención. Parecía una palabra extraña para estar en la Biblia, y de hecho, la versión King James utiliza la palabra “infirmities”. En cualquier caso, me picó la curiosidad y saqué otras traducciones para ver cómo lo ponían.
Estos versículos me recordaron que Dios ordena a su pueblo que mire a su alrededor para ver cómo puede ayudar a su prójimo. Por la historia del Buen Samaritano, sé que mi prójimo es cualquier persona que Dios pone en mi camino. Tengo que estar atento a los que necesitan una mano y ofrecer la mía. Las necesidades pueden ser espirituales, emocionales, físicas o financieras. Dios no espera que resuelva los problemas de todos, pero sí espera que ofrezca un servicio a los que Él me llame la atención.